Todo por decir
El jueves 13, a las 20, se presenta en la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná el libro Todo por decir, de José Luis Ferrando.
A continuación, lo publicado en el Nº 23 de Telaraña.

Medios públicos, en debate
Texto: Alfredo Hoffman

El periodista y comunicador paranaense José Luis Ferrando editará en octubre su libro Todo por decir, una reflexión sobre los medios del Estado que aparece en el momento justo: la discusión de una nueva Ley de Radiodifusión. Su propuesta parte de la preocupación ciudadana sobre la contraposición medio público-medio gubernamental, para teorizarla deliberadamente antes de someterla al debate público.

José Luis Ferrando está por editar su primer libro, Todo por decir, una reflexión sobre los medios de comunicación del Estado que pretende ser parte del debate por una nueva Ley de Radiodifusión. Una investigación realizada en Paraná, para la tesis de la carrera de Comunicación Social, es la base de esta publicación; pero también lo es la experiencia cotidiana de trabajo en la radio LT 14, una de las pocas emisoras públicas del país que se salvó del alud privatizador de la década del 90.
“El libro surge a partir de mi doble condición de estudiante de Comunicación y trabajador de LT 14”, reafirma el autor. “Se dio simultáneamente mi entrada a la facultad con mi ingreso a la radio, entonces mi preocupación tuvo que ver siempre con que, más allá de ser trabajador, soy trabajador de las noticias y para trabajar con noticias es necesario que la estructura a uno no lo aplaste a la hora de manejarlas y darlas a conocer en un marco de libertad”.
Ahora, con la edición del libro –que estará a la venta desde octubre–, aunque se abre una etapa nueva cuyos alcances no pueden predefinirse con certeza, también se cierra un proceso: el de la demanda interna de Ferrando por decir todo lo que tenía para decir: “La preocupación venía de que tal vez uno no pueda cambiar las cosas desde su lugar de trabajo, pero sí puede pensarlas. Y eso me llevó unos 11 años hasta que en principio fue un proyecto, fue una charla con compañeros, fue muchas cosas, hasta que un día fue tesis y gracias a eso me recibí en la universidad. Pero siempre la escribí pensando en publicarla hacia fuera y no dejarla en el ámbito académico solamente”. El trabajo –certifica– lo planteó desde un principio en su doble rol de investigador –en tanto estudiante de Comunicación Social– y trabajador.
La propuesta aparece claramente expresada en el primera oración del Prefacio: “Para que los medios de comunicación del Estado lleguen a ser públicos, es necesario que sean estatales pero no gubernamentales”. Y a continuación está más clara aún, al marcar la preocupación ciudadana por que los gobiernos de turno tengan “la menor incidencia posible, si no nula, sobre la línea editorial y las opiniones que en el medio se expresen, sobre todo en temas que puedan molestar al poder”. A esto agrega la necesaria democratización de la comunicación que debe imperar en medios que sostiene la sociedad en su conjunto, para que “la mayor cantidad de sectores puedan hacer escuchar su voz”.
Ferrando nos invita a problematizar y debatir sobre estas preocupaciones: “El libro agrupa en un mismo objeto de estudio territorios conceptuales que aparentemente están separados, pero que si queremos pensar en qué modelo, qué diseño institucional le damos a los medios de comunicación del Estado en este país, cosa que se pudo haber pensado muchas veces pero se discutió muy pocas y se hizo nada en concreto, debemos indagar en ellos y ponerlos en el debate público”, explica. Estos terrenos aparentemente disímiles son el Estado, la sociedad civil, la libertad de expresión y el concepto mismo de medios del Estado.
“En todo momento lo que se plantea es que esto debe surgir, en primer lugar, de un proceso y en segundo lugar de un debate colectivo”, subraya, y por eso repite su intención de “abrir el juego” para no quedarse en visiones excluyentes de esos conceptos. Cree que lo mejor que le puede pasar a su libro es “ser debatido”, puesto en crisis, que aparezcan quienes contradigan lo que se propone sobre los diferentes “terrenos conceptuales” mencionados. Es más, aclara que no se podrán encontrar conclusiones cerradas, sino que “como una especie oxímoron, necesariamente tiene que ser una conclusión abierta porque es una propuesta de discusión colectiva”.

Calle-universidad-calle

El autor cree que el problema medios públicos-medios gubernamentales surge “de la calle” o “del ciudadano de a pie”. Por eso, es lo que rige en las 45 entrevistas en profundidad que hizo con dirigentes de entidades civiles, representantes de los tres poderes del Estado y empresarios y dirigentes del sector privado. Precisamente, en esos diálogos trabajó sobre el eje semántico medio del Estado – sociedad civil – libertad de expresión.
Sin embargo, en estas entrevistas comprobó que “las cosas no están tan claras”. Así lo ejemplifica: “Me pasó en más de una oportunidad preguntarle a un dirigente de la sociedad civil qué es la sociedad civil y es muy difícil autodefinirse, es decir, cuáles son los límites entre el Estado y la sociedad civil, y pensar eso en función de un diseño de mejoramiento de los medios de comunicación del Estado”.
El resultado de los cuestionarios es “reflexionado” a partir de ciertos autores a los cuales llegó en una búsqueda por “cuestionar lo más que se pueda las aparentes verdades que a fuerza de repetirlas parecen ser los lugares comunes de los que hay que partir”. Trató de “desarticular”, de abrir lo que está cerrado y ver qué es lo que hay dentro.
“Es un libro deliberadamente teórico”, sostiene. “Pero no porque quiera hacer un libro complicado ni difícil, sino porque me parece que cuando se habla de este tipo de cuestiones, de proponer algo para los medios de comunicación, parece que solamente se puede hacer partiendo de determinadas premisas e incluso de una especie de jerga periodística o en lenguaje que no sea muy complicado”.
Ferrando remarca que su libro intenta “complicar las cosas”, algo que cree indispensable para “ir a fondo, discutir todo”. Saltar del conocimiento de la calle, a lo profundamente teórico, antes de volver a la discusión en la sociedad: “No digo que todos tengan que saber de Comunicación, pero quienes conduzcan un proceso de estas características no pueden no saber, tienen que saber. De hecho hay mucha gente capacitada. Pero me parece que hay que hacer una especie de labor educativa en este sentido, porque le van a dar a la gente que opine sobre la Ley de Radiodifusión y mucha gente no tiene idea de qué se trata. Mucha gente cree que LT 14 es una cosa que surgió ahí, está ahí como una planta y va a seguir así de por vida; y hacerle ver a esa gente que es un medio de comunicación del Estado, que lo pagan todos los ciudadanos, que se puede participar, que no es solamente un laburo de profesionales, es algo que puede resultar muy extraño para la gente común”.
“Hay que empezar a plantear si la sociedad civil puede participar en el diseño de las programaciones de los medios del Estado, por ejemplo. ¿Por qué no? Hay que pensar cuáles son las mejores formas de incorporarla. Pero hay que hacer una labor de esclarecimiento de eso”, remarca.
La salida de Todo por decir (editorial Dunken) coincide con la apertura de la discusión de una nueva Ley de Radiodifusión, que podría por fin reemplazar a la que rige desde la última dictadura. En ese sentido, el libro, después de un largo proceso de elaboración, aparecerá en el momento justo. “La discusión de la nueva ley no va a ser fácil”, advierte. “No olvidemos que entre la dictadura militar y la década menemista, este país fue arrasado en muchos aspectos. La concentración brutal que sufrió el sector de los medios de comunicación es algo que va a ser muy difícil voltear de un día para el otro. De todas maneras, si no es así, si los intereses de ciertos sectores concentrados hacen que sea difícil lograr que esto sea un poco más democrático, el fortalecimiento del sistema de medios públicos es una oportunidad que el gobierno puede tener para contrarrestar lo que podría ser una Ley de Radiodifusión que finalmente no sea tan satisfactoria como se pensaba”.
Ferrando agradece a la universidad pública, por ser la institución que todavía sigue permitiendo a los hijos de los trabajadores “acceder al conocimiento universal”. Esto está expresado incluso en los agradecimientos del libro. Así y todo, la intención nunca fue que la tesis quedara “guardada en un cajón” de una biblioteca, sino que volviera a la calle. “No me voy a meter en el terreno del divorcio que puede haber entre lo académico y lo público, pero yo estuve simultáneamente en ambos lugares y viví eso: la divisoria que hubo siempre, por ejemplo, entre la facultad y la radio, que están casa de por medio y sin embargo no tienen relación prácticamente, no la han tenido durante muchos años”.
Entonces, tratando de “pensar las cosas más integralmente”, puso sus ideas en un libro y lo publicó por su cuenta como un emprendimiento personal. “Siempre está la tentación de meterlo en algún proyecto o llevárselo a algún político. Yo traté de evitar todo eso y acá está. Es nada más que una propuesta de discusión y si a alguien le interesa, bien. Y si a la sociedad no le interesa o la política está para otra cosa, no hay problema. Para mí es una satisfacción personal y además son varios años de trabajo”.

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